El canadiense provoca la euforia colectiva en Pedralbes.
Paul apareció tras la intro, por sorpresa de todos, a través del público causando una oleada de gente abrumada por su cercana presencia. Entró a lo grande, cantando Diana.
Mientras se dirigía hacia el escenario iba saludando e incluso bailó con una espectadora.
Anka no es sólo un grandísimo cantante y compositor, sino también un gran ‘showman’, que anoche en Pedralbes hizo uso y abuso de la distancia corta, fundiéndose prácticamente con una platea a la que le costaba mucho permanecer enganchada al asiento.
A sus 81 años, Anka nos deleitó, con voz todavía sólida, con más de una veintena de sus grandes éxitos; incluyendo aquellos de los que es autor, pero que otros hicieron inmortales.
En resumen, un espectáculo de estudiada espontaneidad que trajo felices recuerdos a la memoria juvenil de unos espectadores.
Corearon buena parte de las canciones a lo largo de casi dos horas de concierto, y acompañado por una sólida y potentísima banda de músicos.